“Siga siga”: el Estado abolió la sanción
Por Luciano Román / Cuando se supo que Victoria Donda había intentado “arreglar” a su empleada doméstica con un plan social, muchos creyeron que le iba a costar su puesto en el Inadi. Cuando trascendió que Luana Volnovich se había ido de vacaciones al Caribe con su segundo en el PAMI y habían dejado el organismo acéfalo –además de ignorar una indicación pública del presidente de la Nación–, otros pensaron que sus horas en el Gobierno estaban contadas. Sin embargo, tanto Donda como Volnovich (entre muchos otros funcionarios, jueces, embajadores) han sido beneficiadas por la doctrina del “siga siga”, que ha abolido la sanción en el Estado y ha consagrado el criterio de que los errores, por más gruesos que sean, y las transgresiones, por más audaces que resulten, no tienen consecuencias. Simplemente, se las deja pasar. Ya ni siquiera se exigen explicaciones ni disculpas de ocasión.