Horacio Rodríguez Larreta, el enemigo imperfecto de Cristina Kirchner
Por Laura Di Marco / Nunca hablaron y casi ni se conocen. Solo una vez se saludaron, al pasar, en un aeropuerto. Aquel día, Horacio Larreta vio a Cristina desde lejos y se acercó para estrecharle la mano. A mediados de abril, en una cumbre en Olivos por la renegociación de la deuda, en la que el jefe porteño apareció sentado junto al Presidente y su vice, Cristina entró al salón y enfiló directo hacia su silla evitando, incluso, mirarlo (las reinas son así: no reconocen pares). La última semana lo subió al ring, pero Larreta no picó. Todavía. La radicalización de Cristina podría contaminar, a la larga, todo el escenario político, arrastrando, en su ola furiosa, a los moderados.