La relación con los EE.UU., más allá de la empatía personal entre Trump y Milei
Por Sergio Berensztein / Se creen semidioses y, a veces, incluso un poquito más. Pero los líderes políticos son simples seres humanos (es cierto, más narcisistas que el promedio), y se enfrentan como tales al riesgo de deslizarse, en general sin notarlo, hacia situaciones complicadas que derivan en costos significativos. Son los famosos errores no forzados, muchos de los cuales pasan inadvertidos cuando se producen, aunque aceleren un desgaste inevitable. A administrar los buenos momentos y conservar energías y capacidad de iniciativa para contextos más adversos se aprende cuando es demasiado tarde: la inercia, la adrenalina y la dificultad para encontrar interlocutores que puedan y sepan comunicar con coraje y sinceridad eventuales escenarios contingentes generan un entorno tóxico que, en el extremo, incita comportamientos autodestructivos.