Cómo desarmar la máquina de destruir periodistas
Por Luis Majul / La estrategia de demolición de periodistas tiene una potencia inusitada y recursos abundantes. La desproporción de fuerzas es abrumadora. De un lado, una sola persona. Del otro, un "grupo de tareas" integrado por una enorme cantidad de individuos y organizaciones diversas. Desde la líder del partido oficialista y vicepresidenta de la Nación , en la primera línea de fuego, hasta lúmpenes que cobran de un Estado municipal por escrachar de manera virtual y física al periodista elegido como blanco de turno. Entre la vicepresidenta y el lumpen hay una "artillería", lista para "disparar", con un "arsenal" a disposición y "francotiradores" prestos, compuesta por una señal de noticias produciendo programas especiales que atacan de manera brutal y directa al periodista en cuestión; un sinuoso colega de otra señal que se suma a la embestida; un par de programas de TV abierta cuyos empleados cumplen órdenes porque tienen miedo de perder el trabajo; gente vinculada a corruptos confesos como Ernesto Clarens que deja mensajes intimidatorios en el teléfono personal del profesional; un diputado nacional que amenaza desde su cuenta de Twitter; senadores y abogados que acusan falsamente al periodista de delitos que no existen.