El desguace del Congreso
Por Félix Lonigro / En 1835, la Legislatura de la Provincia de Buenos Aires confirió, al entonces gobernador, facultades extraordinarias y la suma del poder público, desprendiéndose así de sus potestades para concentrarlas en el Poder Ejecutivo local, al que le entregaron un poder omnímodo y sin límites, que Juan Manuel de Rosas ejercería dictatorialmente durante diecisiete años consecutivos, más allá del debate sobre cualquier justificación histórica al respecto.