La idea de mezclar un pacto con el Día de la Patria
Por Pablo Mendelevich / Debido a que Néstor Kirchner asumió la presidencia un 25 de mayo, la misma fecha en la que treinta años antes Héctor Cámpora había iniciado su meteórico gobierno, el Día de la Patria devino una efeméride recargada. Lo de Cámpora se debió a la fatiga de la “Revolución Argentina”, que después de siete años, tres tenientes generales en el sillón de Rivadavia y escasos logros se resignaba a legalizar al peronismo con la pretensión simultánea, al cabo fallida, de jubilar a Perón. Lo de Kirchner fue una coincidencia más accidental aún: tras los asesinatos de Kosteki y Santillán a manos de la policía bonaerense, para no caer Duhalde decidió dejar el poder seis meses antes de lo que le correspondía. Y entendió que el 25 de mayo, entre uno y otro grito de “¡viva la Patria!”, era un buen momento para pasarle la banda al sucesor, a la sazón su delfín.