El problema no es solo la economía
Por DIego M. Jiménez / No es nuevo, tampoco sorprendente, y genera reacciones acompañadas de poses que simulan republicanismo. Es decir: es negativo cuando lo hacen quienes se oponen a nosotros, pero está justificado cuando proviene de nuestra propia factura. Forma parte de nuestra cultura política que, entre otras particularidades, cree que llegar a acuerdos es una manifestación de debilidad y falta de liderazgo. Gobernar por decreto o bajo su amenaza, justificando el modo por urgencias, crisis u otras razones, es parte de nuestro sello costumbrista, un resabio monárquico implantado en nuestra vida pública.