Cordón sanitario, voto magnate y el monumento a la casta
Por Alejandro Bercovich / Dos días después de las PASO, Javier Milei volvió al edificio de la Corporación América a visitar a Eduardo Eurnekian. No fue la última vez que se lo vio en esa laberíntica manzana de Palermo que el líder de la ultraderecha considera su hogar y que antes supo albergar a otros políticos como Eduardo Valdés, Vilma Ibarra y Rafael Bielsa. Pero el regreso del calculista financiero devenido fanático minarquista fue distinto. Los aplausos tronaron desde oficinas de distintos pisos y los "viva la libertad, carajo" se escuchaban desde afuera. Por un rato, la fina boiserie del salón comedor del zar aeroportuario pareció fundirse en la escenografía de un comando de campaña.