Todavía hay tiempo para la esperanza
Por María Cafferata / "Tranquilos, paciencia, no se hagan los rulos", atajó, tajante, Cristina Fernández de Kirchner, cuando las dos mil personas que estaban en el Teatro Argentino de La Plata comenzaron a corear por primera vez "Cristina presidenta". Toda la política estaba mirando La Plata, pero especialmente un cristinismo hambriento de una señal --cualquier señal-- sobre los alineamientos y candidaturas en medio de un operativo clamor que insiste en subirla a un ring del que ella misma ya se había bajado.