¿Habrá llegado la hora de rendir cuentas?
Por Rogelio Alaniz / Hubo un tiempo en que la señora Cristina hablaba desde la tribuna y el atril y se suponía que el país entero se detenía extasiado a escucharla. Hubo un tiempo en que la Señora bailaba en los escenarios, mientras en otras ciudades la policía apaleaba trabajadores. Ahora parecería que ese pasado, algo tropical, algo caribeño, se confunde cada vez más con leyendas o con pesadillas cargadas de brumas y sombras. La Señora ahora no habla, o no habla tanto, pero, como madame du Deffand o la marquesa de Merteuil o, por qué no, alguna sugestiva heroína de Manuel Puig, escribe cartas.