Ajedrez de venganza: la psicopatía como arma política
Por Laura Di Marco / El psicópata jamás asume su responsabilidad; la culpa siempre es de algún otro. Ama el poder; la idolatría es su droga. Usa a las personas para conseguir más dosis de poder y las convierte en cosas para su propio beneficio. Carece de empatía. Se victimiza. No aprende de sus errores (no los registra). Miente como un artista. Es, en gran medida, un artista ególatra y narcisista. Manipula la realidad a su gusto. Arrastra hacia la oscuridad a quienes lo rodean. Tiene códigos propios: conoce las reglas, pero no le importa saltearlas si eso lo beneficia: el fin justifica los medios. No suelta el poder; tampoco lo delega, aunque finja hacerlo. Simula que cambia, si esa táctica le resulta útil, pero no cambia nunca. El psiquiatra Hugo Marietán, experto en psicopatía, los llama "soles negros" porque siempre tienen un universo sumiso girando a su alrededor.