La cultura del trabajo, resentida por la cuarentena
Por Luciano Román / Hace unas semanas, cuando se autorizó la práctica de deportes individuales, miles y miles de argentinos descubrieron que estaban "fuera de estado". Después de cinco meses de parálisis habían perdido competitividad, agilidad, capacidad de reacción y hasta reflejos. ¿Fue un anticipo (acaso metafórico) de lo que le ocurrirá a la sociedad argentina cuando salga otra vez a la cancha después de una infinita cuarentena? En tantos meses de parálisis, es inevitable que se hayan atrofiado algunos músculos sociales. Se han perdido energía, vitalidad, impulso y concentración. Como ocurre también con los motores cuando pasa mucho tiempo sin que se los encienda, volver a ponerlos en marcha no resulta fácil ni se logra inmediatamente. Es un impacto que cuesta dimensionar, pero que, probablemente, implicará un alto costo económico-social en el corto y en el mediano plazo. Es, además, una secuela que se conecta con un interrogante de fondo: ¿se está resintiendo -como consecuencia de la cuarentena- la cultura del trabajo en aquellos sectores que la tenían incorporada?