El Presidente que se olvidó de la moderación
Por Fernando Laborda / La batalla entre radicalizados y moderados dentro del Gobierno está siendo ganada con amplitud por los primeros. Lo demuestran los recurrentes enfados del presidente Alberto Fernández con quienes se manifiestan en las calles, con la oposición, con el gobierno porteño y con ciertos medios de comunicación. Es sabido que en política -aunque no solo en política- quien se enoja pierde, ya que difícilmente un líder político enojado despierte simpatías; más bien, provocará desconfianza, cuando no miedo. El peor enojo presidencial de los últimos días fue el que lo enfrentó con la Corte Suprema de Justicia en general y con su titular, Carlos Rosenkrantz, en particular, en vísperas de que el máximo tribunal se pronuncie sobre la posibilidad de encarar ahora o más tarde el caso de tres jueces removidos de sus cargos por el Senado de la Nación.