La Argentina sigue anclada en el fantasma de los 70
Por Carlos Manfroni / La literatura está llena de fantasmas. El más conocido es, probablemente, el del rey Hamlet, asesinado por su hermano y padre del príncipe del mismo nombre que representa al personaje principal de la tragedia de William Shakespeare. Entre los muchos fantasmas de Edgar Allan Poe se destaca, por su relación con la psicología, “El demonio de la perversidad”, que impulsa a un asesino a confesar un crimen que creía perfecto. A comienzos del siglo XX, el francés Gastón Leroux escribió su famosa obra El fantasma de la Ópera, revivido después por Andrew Lloyd Webber como un musical que se estrenó en 1986 y todavía es un éxito en los escenarios de Broadway. Están los fantasmas que creó Charles Dickens en “El espíritu de las Navidades pasadas” y “El espíritu de las Navidades presentes”, que se aparecen al personaje Evenezer Scrooge a fin de reprocharle su avaricia y su apego enfermizo al dinero. Y, ya en el siglo XXI, la extensa entrevista –convertida en libro– que hizo el escritor suizo Nicholas Eltz a la mística austríaca María Simma, quien da testimonio de sus diálogos con las almas del Purgatorio.